¿Te has preguntado qué piensan los demás te ti? probablemente no te importe lo que los demás digan, o tal vez crees que no te importa.

Déjame preguntarte algo más:
¿Has compartido tu fe con otros? si no es así, ¿por qué?
¿tienes algún secreto o algo oculto? si es así, ¿por qué lo mantienes en secreto?
Te tengo otra pregunta: Si los que te conocen supieran cualquiera de las dos cosas anteriores, o las dos, ¿crees que eso afectaría lo que piensan de tí? Y por último, ¿te importaría que tu imagen frente a ellos cambie?
Y no estoy diciendo que tener algún secreto sea malo, o algo hipocrita, porque todos somos humanos y seguro hay cosas en nosotros que no nos enorgullecen. A lo que quiero llegar es que tú y yo somos cartas abiertas al mundo y todos los que llegan a nuestras vidas pueden leernos.
Proverbios 22:1 dice:
“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,y la buena fama más que la plata y el oro.”
O cómo decían las abuelitas: “Hazte fama y échate a dormir”.
Cómo cristiano no debe importarte que los demás hablen de tí por seguir a Dios, por hacer lo buenos, por parecer inocente, por servir a los demás. Esas críticas son las que debes ignorar, o más bien buscar.
En cambio, cuidate de no manchar tu nombre con lo malo, porque no solo te manchas a tí sino que manchas al pueblo de Dios y al evangelio.
Te animo a reflejar en tu vida la vida de Jesús. Enfocate, ten visión, se intencional, se servicial y busca reflejar a Dios en tu vida.
Espero que hayas disfrutado la reflexión de hoy, ¡nos vemos en la próxima!